Dedacos. Vasallaje y amor cortés (1). Cota de malla y almófar


Cómo les gustan los deditos en la boca a los maricones. Mmm. A ver si va a resultar que chuparle la polla a un tío es, en el fondo, una prolongación del acto de rendirle pleitesía besándole la mano. Besar la mano y mamarle a uno la polla son, pues, muestra de acatamiento reverencial. Eso es. Claro.


Sí. Son una pandilla de sumisas. Ese es el top de las fantasías sexuales del marica guapo. Si es lista, porque sabe hacerse la tonta. Si no es tan lista o le va la caña, porque se deja zurrar hasta sucumbir (necesita la coartada de la derrota). Esta última es la más puta de las dos. 

Bueno, no sé, porque anda que la otra, haciéndose la tonta del haba todo el día… Ji, ji, ji. Hola, ¿qué hace, señor? Es usted un bucanero. Mmm. No, por favor… Ogh. Patético. Je, je.

El amor cortés medieval (caballeresco) constituía una proyección de las relaciones feudales entre vasallo y señor sobre el ámbito amoroso. El vínculo entre caballero y dama era como el vínculo entre vasallo y señor, un vínculo inquebrantable de sumisión, que eso sí que era rendir pleitesía.

[Aquí, un caballero con la cota de malla o loriga. Ah, no, que es una camiseta calada. Je, je. Menudo hortera. Eso sí; se le perdona.]
Resultado de imagen de almofar
[Estos, sí. Con cota de malla y almófar (lo que cubre la cabeza). Y, parece evidente, cuanto más primo, más me arrimo. Esto de arrimar cebolleta con dos cotas de malla interpuestas, no sé yo... Volumen ilustrado de Metz, de hacia 1280 y conservado en la Biblioteca Pública de la ciudad francesa.]



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